LOS PEREGRINOS (García Lorca)
Hacia Roma caminan
dos peregrinos,
a que los case el Papa,
mamita,
porque son primos,
niña bonita,
porque son primos,
niña.
Sombrerito de hule
lleva el mozuelo,
y la peregrinita,
mamita,
de terciopelo,
niña bonita,
de terciopelo,
niña.
Al pasar por el puente
de la Victoria,
tropezó la madrina,
mamita,
cayó la novia,
niña bonita,
cayó la novia,
niña.
Han llegado a Palacio,
suben arriba,
y en la sala del Papa
mamita,
los desaniman,
niña bonita,
los desaniman,
Le ha preguntado el Papa
de dónde eran.
Ella dice de Cabra,
mamita,
y él de Antequera,
niña bonita,
y él de Antequera,
niña.
Le ha preguntado el Papa
que si han pecado.
El le dice que un beso,
mamita,
que le había dado,
niña bonita,
que le había dado,
niña.
Y la peregrinita,
que es vergonzosa,
se le ha puesto la cara,
mamita,
como una rosa,
niña bonita,
como una rosa,
niña.
Y ha respondido el Papa
desde su cuarto:
¡Quién fuera peregrino,
mamita,
para otro tanto,
niña bonita,
para otro tanto,
niña.
Les ha preguntado el Papa
cómo se llaman.
El le dice que Pedro
mamita,
y ella que Ana,
niña bonita,
y ella que Ana,
niña.
Le ha preguntado el Papa
que qué edad tienen.
Ella dice que quince,
mamita,
y él diecisiete,
niña bonita,
y él diecisiete,
niña.
niña
Las campanas de Roma
ya repicaron
porque los peregrinos,
mamita,
ya se casaron,
niña bonita,
ya se casaron,
niña.
(Federico García Lorca)
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