Juegos
de la edad tardía
(Tusquets, 1995, 3ª ed.),
Luis Landero
(Alburquerque, Badajoz, 1948)
-Premios Ícaro 1989; Premio de la crítica 1990; Premio
Nacional de literatura 1990
-Autor de obras como:
Entre líneas; Caballeros de fortuna; El mágico
aprendiz; El guitarrista, etc.
-Es
la primera novela de Luis Landero (1989)
Época
en la que ocurren los hechos:
En los años 50. La novela comienza con una frase que hace referencia a un día
concreto que sitúa parcialmente la acción: "La mañana del 4 de octubre Gregorio
Olías se levantó. "Recordó entonces que aquel día, 4 de octubre, pasaba el
General por la ciudad". En ese día se celebra la fiesta de San Francisco
de Asís, onomástica de Franco. Esas referencias están dirigidas al público que
va a leer la obra, y que comparte con el autor un contexto histórico
determinado que le permite fácilmente rellenar esos huecos de información con
una experiencia que sabe común con el autor.
Lugar donde ocurren los hechos: una ciudad que podría ser Madrid.
Al final, por la zona rural donde se encuentra Gil.
Lenguaje:
Prosa desbordante mezclada con
humor, inteligencia e inventiva.
Estructura: Landero va a usar
la fórmula utilizada en El Lazarillo, contando la historia de Gregorio
desde su niñez. Así comprendemos que las desilusiones, encierros y miserias que
vivió(su infancia en el quiosco, su casa de casado y su trabajo
solitario son tristísimos)le lleven a estas ilusiones de adulto. Es su primer amigo,
Elicio, quien le sugiere el pseudónimo de Faroni.
La
obra está dividida en tres partes y un epílogo. En la primera se nos cuenta la
niñez y primera juventud de Gregorio. En la segunda, cuando empieza a entrar
como novio y, después, marido de Angelines en la casa donde la chica vive con su madre, y la tercera parte coincide con la
llegada de Gregorio a la pensión, después de huír de su casa porque Gil llegó a
la ciudad. En todos los ámbitos nos damos cuenta de que la soledad en la que vive Gregorio hace que se evada de su triste realidad y cree mundos de ensueño.
El
épilogo deja a Gil y Gregorio en su realidad lunática en el Círculo Cultural
Faroni, en medio de la nada. La obra tiene un final abierto, ya que no se puede
uno imaginar cómo podrá continuar esta continua fantasía.
Sinopsis de la obra: Los
anhelos de una vida amorosa e intelectual inquieta que Gregorio alimentó en su
juventud se habían esfumado cuando, convertido ya en un oficinista gris, conoce
un día por teléfono a Gil, hombre modesto, maduro también, quien, tras largos
años de exilio, acabó idealizándolo todo en mitos anacrónicos. Gil necesita a
toda costa a un héroe-artista al que adherirse y, lentamente, consigue
resucitar en Gregorio sus sueños juveniles y el deseo de convertirse en esa
figura simbólica. Así ocurre la metamorfosis de Gregorio en Faroni, personaje
que ninguno de los dos nunca logró ser -ingeniero y poeta, triunfador, culto,
políglota, apuesto, audaz en el amor, «progre»-, pero patética caricatura del
artista trasnochado. Cuando Gil va por fin a conocer a Gregorio, éste ya no
puede volver atrás. Estos dos adolescentes otoñales han emprendido juegos demasiado peligrosos, y
fortificado, uno por la fe redentora del otro, ya no pueden sino fundirse para
siempre en Faroni.
El protagonista delira en su forma de
pensar y desde la más asombrosa y
aburrida vida se monta una imaginaria vida literaria con la excusa de ayudar a ser feliz al prójimo.
Su vida es una pura mentira: “Y a veces
incluso le he mentido para que sea
feliz, pero que conste que en las mentiras había siempre un fondo de
verdad". Para ser feliz, decir unas cuantas mentiras es un precio bajo.
"Yo
he sido feliz -dijo Angelina con voz neutra-. No hemos pasado hambre ni hemos
estado malos. No ha habido guerras. ¿Qué más quieres entonces?" (Ver
también p. 379 y 389)
La historia da un salto hacia la etapa que Gregorio Olías pasa en
la academia nocturna donde conoce a su futura mujer, Angelina. En la academia
aparecen nuevos proyectos, como el de la ingeniería, y se presenta incluso un
atisbo de felicidad, (p. 19) pero el autor decide avanzar siete años de golpe
para mostrarnos a un Olías ya formado: lo que permanece en él es la costumbre
de eludir sus propios proyectos, así como la ruptura con el pasado para vivir
un presente.
En sus relaciones
familiares (con Angelina y la madre de ésta) impera el silencio y la costumbre,
y a pesar de que en algún momento dice ser dichoso, la singular y vacía
convivencia conduce a la pareja a comunicarse muy poco.
Ese no querer nada
más es lo que define a la figura de Angelina. Es la antítesis de Gregorio (ilusión-realidad); ella sostiene siempre una actitud de
aceptación de la realidad y no cesa de juzgar a Gregorio como un loco o un holgazán.
Landero trata con mirada ambigua a Gregorio, sin embargo a
Angelina (y a su madre)la presenta de modo sistemáticamente degradante.
Esta
es una historia de altibajos: Gregorio se agobia con sus propias invenciones
pero es incapaz de eliminarlas de su mente. En cierta medida, Angelina se erige
como contraparte de su marido, al ser una mujer con un sentido práctico de la
vida; para él, mantener el equilibrio mental escapa a sus posibilidades
psicológicas, y la novela se hace
interminable al exponer continuamente todo un cúmulo de situaciones similares.
Otra dualidad: Gregorio, protagonista y
héroe, huye ante la adversidad, y sin embargo Gil se ofrece al sacrificio para
mantener la llama del progreso y el cambio. La personalidad de Gil es más admirable que la de Gregorio.
Gregorio no carece
del afán, característica de la
familia que en su infancia le explicó su abuelo en qué consistía: p. 50 y 54.
-
¿Qué es el afán, abuelo?- El afán es el deseo de ser un gran hombre y de hacer
grandes cosas, y la pena y la gloria que todo eso produce. Eso es el afán.
Su rutinaria labor se
ve interrumpida cuando, a los seis años de estar allí sin ver nunca a ningún
otro empleado, comienza a recibir llamadas de Gil, representante de Requena y
Belson. Empieza a establecerse una relación entre ambos que resucita una parte
de su vida pasada. Con Gil se hacía el interesante y como Gil lo admiraba,
Gregorio se sentía feliz con esa admiración.
A veces, Gregorio, tiene
remordimientos de conciencia, e incluso se llega a plantear
la posibilidad de confesar a Gil toda la verdad sobre su existencia, pero nunca da ese paso porque él dejaría de ser admirado por la única persona que le sube su autoestima y lo ve como a Gregorio e hubiese gustado ser.
La
vida real de Gregorio refleja perfectamente la de una época (los años 50) en la
que las aspiraciones de alguien como él, y las del país, se nutren de una monotonía asfixiante de la que
solo se puede escapar por medio de la imaginación. Es gracias a Gil, otro ser
que también sufre el aislamiento, la incomunicación y la frustración de todas
sus aspiraciones, como Gregorio consigue poner en práctica, al menos hasta
cierto punto, su apariencia de hombre decidido y arriesgado que lucha por un
mundo mejor desde el incógnito de una oscura oficina en la capital. Y sin darse
cuenta lo imaginado empieza a mezclarse con lo real (la influencia de El Quijote en la novela es clarísima).
En un momento clave en la novela, Grgorio pierde el control sobre lo que ocurre, cuando cree estar perseguido por la policía por
haber matado a la empleada de la pensión en la que se aloja, cuando en realidad
lo único que ha hecho es dejarla inconsciente.
Quien le da esta
buena noticia es don Isaías (el gran
ojo/hermano, que todo lo ve p. 26 y 385), un personaje que ha estado
observándolo desde su llegada a la ciudad. Fue él quien, con intención de hacer
un experimento, dio a su tío los tres
libros en los que se basó su primera educación, y le ha seguido la pista
desde entonces. "Del mismo modo que Faroni es producto del complot
argumental de Gregorio, el mismo discurrir de Olías deriva del programa que, a
través del tío Félix, le trazó a aquél don Isaías. Gregorio ha sido objeto de
un experimento en el que don Isaías ha ejercido la labor de constructor de una
existencia. Tras desengañarse de su proyecto de escribir una "Guía de
la Felicidad y del Destino", abandona la observación de Gregorio hasta
que algo le llama la atención, coincidiendo con el inicio de la relación con
Gil".
Gregorio
decide marcharse de la ciudad y regresar a donde había transcurrido su
infancia. Después de doce días de un penoso viaje, acaba encontrando a Gil
cuando ve sobre la puerta de una casa un cartel que anuncia el Círculo Cultural
Faroni y entra asombrado. Tras ponerse al día de los últimos avatares de sus
respectivas peripecias, mezclando de nuevo Gregorio realidad y ficción, el
narrador los deja dispuestos a iniciar juntos una nueva vida en aquel lugar
apartado, dedicándose a cultivar la memoria de Faroni.
Según Gregorio,
en este mundo de apariencias la gran
mayoría guarda otra identidad. “Porque la verdad nunca se da
pura y necesita siempre de las apariencias, como el ciego del perro. Así que,
descontadas las apariencias, yo soy Faroni”; también los gestos deben ser
aparentes para apoyar nuestra "realidad" (p. 304).
En algún momento, anhela una única identidad ante el cansancio de verse atrapado en
esa progresión interminable de mentiras a duras penas acreditadas. No hay
autenticidad en su vida; el ser real que habitaba en él quedó anquilosado ante
su potente inventiva.
CONCLUSIONES
-El autor bebe de la tradición oral,
personificada en su abuela, que le contó cuentos más o menos fantásticos en su niñez.
-Se trata de un buen libro - de un planteamiento interesante y un
espléndido manejo del lenguaje- que parte de seres insignificantes que no
tienen más remedio que fabricarse un mundo paralelo para soportar el peso de la
existencia. Lo malo es que un ritmo más
bien lento, producto de un importante número de páginas recorriendo las
tonalidades de un mismo asunto, hace la lectura un tanto monótona.
-Mezcla continua de ficción y realidad, puesto que de eso se trata el
libro.
-En esta novela se percibe un realismo mágico sutil que crea una
conexión entre la realidad y el ambiente onírico que puebla sus páginas.
-Alcanzar la fama por la poesía p.34 hace que nos recuerde a J. Manrique.
-Aparecen múltiple retazos
autobiográficos de la vida de Luis Landero.
-Los protagonistas son dos fracasados ilusos. Gil, humilde, crédulo,
leal. Gregorio-Faroni, mentiroso, soberbio, egoísta, desaprensivo; pero también
un infeliz; le remuerde la conciencia; hace cosas por complacer a Gil…
-Pensamientos filosóficos.
-Ironía sobre los libros
acerca de la búsqueda de la felicidad, como el que escribió Isaias.
-Metaliteratura (un personaje inventado -Faroni- por otro personaje de ficción -el poeta Gregorio Olías- inventados, a su vez por un escritor real -Luis Landero). Igual ocurre en El Quijote.
Creo
que, por ser la primera obra de Landero, no supo captar bien todos los ambientes
que aparecen en la obra; así mientras la casa en donde vive con su mujer y su
suegra y la pensión en donde vivirá unos días son capaces de reflejar el
ambiente de la época, la atmosfera de El Café e incluso la Academia no logran
transmitirnos la misma sensación.
Igual
ocurre con algunos personajes: los principales están muy bien construidos, pero
Antón (e incluso el maestro y Marilín) no están bien caracterizados para hacerlos
creíbles.
Con todo es una gran novela de un gran escritor que fue mejorando y depurando su técnica en cada nuevo libro que publica.