LA
NOCHE EN CASA (1977),
DE JOSÉ MARÍA GUELBENZU
José Mª Guelbenzu (Madrid,
1944) es crítico literario y escritor .
Realizó estudios
de Administración y Derecho. Colaboró en la revista Signos haciendo
críticas cinematográficas y en Cuadernos
Hispanoamericanos, en donde publicó sus primeros poemas. Trabajó en la
revista Cuadernos para
el Diálogo. Es colaborador habitual de las secciones de Opinión
y Cultura del El País y crítico
del suplemento cultural de ese mismo diario Babelia.
Sin embargo, es en la novela en donde se encuentra más identificado. En 1967 fue finalista del Premio Biblioteca Breve con su primera novela, El Mercurio. A partir de 1988 se va a dedicar exclusivamente a la literatura.
En 2001 publicó su primera novela policiaca No acosen al asesino, con la juez Mariana de Marco como protagonista. Guelbenzu pretende escribir 10 libros con la juez (en 2011 estaba escribiendo ya la sexta novela de esta serie)[.]
Está casado con la editora de superventas Ana Rosa Semprún, en la actualidad directora general de Espasa Calpe.
Premios
- Premio de la Crítica de narrativa castellana
1981 por El río de la luna
- Premio Internacional de Novela Plaza & Janés
1991 por La tierra prometida
- Premio Torrente
Ballester 2010 por El hermano pequeño
COMENTARIO DE LA NOCHE EN CASA (1977)
Madrid: Alfaguara (2004)
Siguiendo
la ideas que, en 1978, CARMEN MARTÍN GAITE publicó en un artículo sobre esta
novela podemos comentar:
«Uno jamás puede librarse de sí mismo y, si se
interroga, adquiere una pasión que quizá sea la más alta y solitaria de todas:
la lucidez, que no es un estado, sino una desgracia digna, un mal
menor apasionado; el cuerpo nos salve de su voracidad».
p. 161.
p. 161.
El que así habla es Chéspir, el protagonista masculino de la novela, tan lúcida como desencantada. Se trata de poner de relieve, a lo largo de una historia actual, las eternas contradicciones entre la mente y el cuerpo, «compañero de castigo, soporte de una mente a la que ya no tolera».
La base de la obra está en los conflictos de una generación de universitarios marcada por las consignas de desmitificar el amor y por el pudor de idealizarlo. Es una educación antisentimental, donde la ternura está prohibida, pero que llevan a añorar intensamente esos sentimientos de amor por el otro. “Toda esta gente, voluntariamente desarraigada, esclava de su libertad, adicta a unas relaciones desparejadas, informes y fugaces, padece, a la postre, en lo mas hondo de su ser, la nostalgia de esas raíces de las que abominó”. El mayor acierto de la novela es poner de manifiesto esta añoranza, esta incapacidad para gozar y sentir, esta carencia de norte, mediante el lenguaje.
Trama sencilla y tradicional. Dos antiguos compañeros de curso, un chico y una chica, que mantuvieron relaciones cuya importancia ninguno de los dos ha confesado nunca al otro, se reencuentran, por azar, en una ciudad que les es ajena y reanudan, en el lapso de una noche, la conversación y el amor que les unió, necesitados ambos de un interlocutor y de un refugio para sus respectivos problemas.
Pasan la noche en casa, en una casa prestada que nada les recuerda ni les dice; con un decorado impersonal, apenas descrito, en un encuentro fugaz, desesperado y ardiente, acentuando la persistente sensación de abandono, de búsqueda de identidad que ambos padecen y que lleva a cada uno a tratar de reflejarse en el otro. Saben que es una tentativa inútil por apresar algo de alguien, un espejismo, saben que luego, a las pocas horas, volverán a estar mortalmente solos, y eso torna más patética y encarnizada su voluntad de hacer durar las horas de la noche, de entregarse a la ilusión, de soñarle un futuro, unas raíces más perennes. Se buscan vorazmente, a través del cuerpo y de la palabra y arrojan a la hoguera resultante, como trastos viejos, con una especie de frenesí ceremonial, y casi vengativo, el cúmulo de tedios, rencores y soledades que han jalonado el tiempo de su separación.
Novela de intenso erotismo y desgarro que pretende analizar las raíces del desamor. Es una novela de amor, soledad, de trenes, viajes, encuentros.
Los diálogos rápidos y cómplices nos desvelan sus complejas personalidades, tan dispares pero tan compatibles. Paula tiene los pies en la tierra y la cabeza en las nubes; el pánico a las ataduras; la urgencia de volar a cualquier parte con la agenda y los horarios bajo el brazo. Chéspir es el caos, el hombre asediado por la culpa, cercado por el miedo, herido por la pena pero amargamente cínico, pues se muestra inmutable cuando está sufriendo una tortura psicológica que nunca reconocerá ante otros.
Si seguimos aproximadamente el orden de los capítulos, nos encontramos
que la obra, ambientada en los últimos años del franquismo, comienza con Chéspir
(es un alias político), el protagonista de la novela, que llega al aeropuerto
de San Sebastián para realizar una misión clandestina: debe entregar algo y
recibir algo, pero ocurre un atraco a un banco y la policía está por toda la
ciudad.
Chéspir se nos presenta como un
hombre abandonado por su mujer, Pilar. Un hombre que aspira a tener una
compañera duradera, aunque reconoce que, por su forma de ser, eso nunca va
a ser posible. Se presenta en apariencia como un hombre indiferente, pero
está desesperanzado.
Para hacer tiempo se mete en un tren que acaba de llegar y da un paseo
por dentro, al bajar, se encuentra con una antigua compañera y amante
esporádica, Paula, que cree que viajaron juntos sin saberlo, en el mismo tren.
La alegría de Chéspir es mayúscula, no sólo porque le sirve de compañía sino
también por el gran cariño que le tiene. Se conocieron en la facultad cuando
ella hacía 1º, hubo algo entre ellos; se ven de vez en cuando, aunque ahora hace
10 meses que no la ve. Cuando Paula le
cuenta que se va a encontrar con un chico en Suecia, él le pregunta por qué
pone esa distancia entre ellos después de pasar 10 meses sin verse ni llamarse
(no lo hicieron por miedo a decirse cosas que no quieren oír y porque saben
que si lo hicieran mostrarían su vulnerabilidad y hay que demostrar indiferencia).
Paula también es una mujer desubicada, no sabe qué hacer con su vida y anda
siempre tanteando nuevas relaciones.
Mientras Chéspir sabe lo que quiere, Paula no; ella piensa que siempre puede empezar de cero cada
vez que comete errores, porque dice que así va acumulando experiencias (p.55), además
pretende ser siempre una persona viva, libre y entera.
Sobre el rol de Paula y el de Chéspir, en realidad sobre el rol de mujeres y hombres, en general, releer p.52
Pilar García de Chéspir, ayuda a Chéspir
en los arreglos de su nuevo chalet, cuando ella le pide la separación -para
aliviar su conciencia por hacerlo marchar de casa. Tuvieron un hijo; su mujer acabó
abandonando a ambos por sentirse atada por el hijo y frustrada con Chéspir, al
que lo unía una loca aventura por su parte, pero no amor. Chéspir cuenta el
amargo desgarro que sufrió por este abandono.
Aparecen capítulos que constituyen una especie de agenda donde Chéspir
apunta ideas sobre si mismo, su hijo, Pilar, Paula.
Paula y Chéspir van a pasar la noche en una casa. Conversan; Chespir se
queja de su pasado controlado por adultos (Moral de frustración). Soledad de
Chéspir.
Se acuestan juntos y mantienen un encuentro lleno de erotismo y ternura
con una gran culminación sexual. Conversan. Paula tacha a Chéspir de moralista.
Él vuelve a sus pensamientos llenos de preguntas sin respuesta ¿qué
representó él para Pilar? pues en realidad es la mujer a la que quiso (p.139).
Para él, cualquier noche con Pilar era la vida (p.161), aunque ella ponía una
separación después de una aproximación, quizá para sentirse libre porque notaba
a su marido muy anclado en sus principios,
su escepticismo e ideales (p. 147).
A sus amigos Chéspir les parece una persona gozadora, divertida,
extrovertido, brillante, (p. 151), pero
ahora lo encuentran encogido, apagado, siempre fue muy encerrado en sí mismo y
Carmen, su antigua novia, cree que el problema que tiene es que es poco
sensual. El mito de la sensualidad masculina, referido a que no se entrega de
todo, que siente, pero no actúa en
consecuencia (p. 155) es el principal caballo de batalla de las mujeres, aún en
la actualidad.
Esa madrugada Chéspir tiene necesidad de Paula, porque está asustado por
su encargo político y por su soledad futura (p. 156), sin embargo, se engaña a sí mismo con cinismo.
Relato onírico que parece un sueño de Paula (p. 166) sobre un rifle y el
cherif. Esto significa la preocupación que tiene por la actitud constante de Chéspir.
Mañana de despedida. Chéspir está de mal humor y deja a Paula en la
estación sin un gesto de cariño, para no delatar su tristeza ni su
desesperación.
Novela ambientada en San Sebastián: La Concha, los montes Urgull, e
Igueldo, el barrio de Amara… Lejos de Madrid y en una casa desconocida e
inhóspita para acentuar aún más la sensación de extrañamiento.
Muy bien descrita la congoja y el desgarramiento que siente un hombre que es abandonado por su mujer y vuelve a ser abandonado por una amante. El orgullo del protagonista le impide sincerarse con la amante y finalmente queda sólo. La angustia por la soledad que se imagina es de lo más humano.
No es un libro de fácil lectura, pues el estilo encabalga los diálogos y filosofa sobre diferentes cuestiones. La anécdota del trabajo que debe hacer Chéspir en el País Vasco, es una disculpa del autor para desarrollar esta trama cuyo argumento, caído en otras manos, no habría pasado de folletín.