miércoles, 27 de junio de 2012

Juan Andrés Oliveros: otro poema corto, pero muy intimista

Dos formas de amar

Amor, amor
correspondido;
perfume de los sentidos.

Amar y no ser amado,
tormento amargo.
Infierno vivo.

Juan Andrés Oliveros es un poeta intimista, pero que se inspira también en lo externo, en lo que le rodea para extraer una reflexión y observar cómo se va desenvolviendo la vida: la propia y la de los demás. El amor es engañoso, es una mentira de los sentidos, lo que parece bonito con los años se vuelve triste, rutinario; él lo sabe y aunque en un primer momento ve la belleza de la vida, más tarde mira el envés matizado por su propia experiencia. Según sus propias palabras sabemos que "en un restaurante tenía al lado a una pareja muy joven que no dejaban de mirarse en ningún momento y puedo asegurar que me parecieron tanto el como ella lo más hermoso que nunca había visto y para mi formaban la estampa perfecta de pureza y virginidad. Fueron ellos los que me inspiraron los tres primeros versos"; en cuanto a los tres últimos no son otra cosa que un reflejo de su  propia experiencia en algún momento de su vida.
 Este es un sencillo poema, de fácil comprensión, con un paralelismo completo entre la primera y la segunda estrofa. Observad que lo más importante para el poeta es el amor; esta palabra y si lexema, se repite constantemente en un poema tan breve: amor, amor, am-ar, am-ado. También la antítesis entre ser amado y no serlo, con lo que ello comnota de dolor: tormento, amargo, infierno. El primer verso va encabalgado con el segundo, precisamente porque aunque el amor es el tema del poema, este amor tiene que ser correspondido (2º verso). Las metáforas que incorpora en el 3º 5º y 6º verso, constituyen una apoyatura poética para transmitirnos sus sentimientos.
 

 

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