Dámaso Alonso, profesor
y erudito, empezó su carrera poética en la línea de la Generación del 27, de
los que era coetáneo. Pero tras la contienda civil del 36, su poesía se volvió
más crítica, convirtiéndose en “desarraigada”, con una impronta existencialista,
que serviría de referencia a la posterior poesía social de la década de los 50.
INSOMNIO
Madrid es una ciudad de más de un millón de
cadáveres
(según las últimas estadísticas).
A veces en la noche yo me revuelvo
y me incorporo en este nicho
en el que hace 45 años que me pudro,
paso largas horas oyendo gemir al huracán,
o ladrar los perros,
o fluir blandamente la luz de la luna.
Y paso largas horas gimiendo como el huracán,
ladrando como un perro enfurecido,
fluyendo como la leche de la ubre caliente
de
una gran vaca amarilla.
Y paso largas horas preguntándole a Dios,
preguntándole por qué se pudre lentamente mi alma,
por qué se pudren más de un millón de cadáveres
en esta ciudad de Madrid
por qué mil millones de cadáveres se pudren
lentamente en el mundo.
Dime, ¿qué huerto quieres abonar con nuestra podredumbre?
¿Temes que se te sequen los grandes rosales del día,
las tristes azucenas letales de tus noches?
(Dámaso Alonso, Madrid, 1898-1990)
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